Este delicado trabajo en acuarela, tinta china y pigmentos sobre papel de algodón, llevado a cabo por Aitor de Mendizabal en 2022, encarna una fuerte carga poética y conceptual. La pieza se yergue como una meditación visual sobre la naturaleza, donde el árbol no es solo un motivo, sino una metáfora viva que conecta lo individual con lo colectivo.
La paleta, cuidadosamente equilibrada, combina tonos sutiles con pinceladas detalladas que insinúan tanto textura como esencia, revelando el dominio técnico del artista sobre el medio. La transparencia de la acuarela y la profundidad que aportan los tonos terrosos acentúan una atmósfera de introspección, invitando a contemplar el bosque interior que el árbol parece custodiar.
El tratamiento gráfico, mezclando la fluidez de la tinta china con la suavidad de los pigmentos, consigue un delicado equilibrio entre lo etéreo y lo concreto. En esta obra, el árbol surge como una presencia silenciosa pero poderosa, símbolo de dignidad, vitalidad y resistencia frente a la vorágine humana.
“Árbol” cobra así una dimensión universal: más allá de su belleza estética, la obra reflexiona sobre la fragilidad del mundo vegetal frente a la acción humana, y al mismo tiempo celebra la capacidad de la naturaleza para perdurar y regenerarse. Lo individual —el árbol— se mezcla y redefine en lo colectivo —el bosque—, recordándonos que nuestro encuentro con la naturaleza es, en última instancia, un diálogo íntimo con nuestra propia esencia.