Litografía firmada y numerada a lápiz 83/125.
La obra nos presenta a una mujer en un momento íntimo, sosteniendo una copa de vino que se convierte en símbolo de pausa, de recogimiento y de placer cotidiano. Martí Aragonés, fiel a su lenguaje lírico y cercano, capta la esencia de lo humano desde una mirada cálida, sencilla y a la vez profundamente expresiva. La figura femenina se desarrolla con un trazo elegante y seguro, donde la mancha de color, delicadamente modulada, construye un ambiente sereno y atemporal.
En esta litografía, el artista barcelonés despliega su dominio del dibujo y de la composición, concediendo a la mujer un protagonismo absoluto, no tanto como retrato concreto, sino como evocación de una femineidad universal. La copa de vino en sus manos no es mero accesorio, sino metáfora de la vida que se detiene para saborear la calma, como si el instante se alargara más allá de la imagen.
Con esta pieza, Martí Aragonés confirma su sensibilidad para transformar lo cotidiano en poesía plástica, dotando a la escena de una vibración íntima que conecta con la memoria y con la emoción del espectador.