Este retrato pintado por Jordi Curós muestra a una mujer de cabello rizado y voluminoso, quien adopta una pose pensativa con su mano apoyada en el rostro. El fondo es de un intenso color rojo con pinceladas que aportan textura y dinamismo a la obra. La figura femenina destaca por sus rasgos faciales suavemente definidos, con una expresión serena y melancólica.

El uso de tonos cálidos y fríos en la vestimenta de la mujer, que combina azules y marrones, contrasta con el fondo vibrante. Las pinceladas sueltas y expresivas son características del estilo de Curós, quien logra capturar la esencia y la emoción del personaje a través de una técnica que combina realismo y expresionismo.

La firma del artista aparece en la parte inferior derecha, lo que confirma la autoría de la obra. El cuadro refleja una fuerte personalidad en la figura retratada, mientras que el fondo abstracto añade profundidad y un aire de misterio. Esta pieza es un claro ejemplo de la habilidad de Curós para transmitir emociones a través del color y la forma, convirtiendo una imagen aparentemente simple en una obra de gran impacto visual y emocional.