La obra Mediterránea, realizada por Modest Cuixart alrededor de 1990, presenta una figura femenina etérea que emerge de un fondo azul intenso, evocador del mar y el cielo. Su rostro pálido y alargado destaca por unos ojos enormes y oscuros, que le confieren una expresión enigmática, entre la dulzura y lo inquietante.
Su cabello, voluminoso y ondulado, parece fusionarse con el entorno, como si el viento lo esculpiera en formas orgánicas. Entre sus rizos se insinúan pinceladas blancas y un adorno floral en tonos rosados, que refuerzan la conexión entre la mujer y la naturaleza.
El vestido, en cálidos tonos tierra y ocres, contrasta con el fondo marino, mientras que un ramo de flores en su pecho aporta una nota de vida y sensibilidad. La pincelada suelta y texturada sugiere movimiento, como si la figura flotara en un espacio onírico.
El conjunto transmite una sensación de misterio y poesía, con una estética que combina elementos del surrealismo y la figuración expresiva. Realizada en la madurez artística de Cuixart, Mediterránea encarna su exploración de lo simbólico y lo ensoñador, invitando a una contemplación abierta a múltiples interpretaciones.