La mirada de Lluïsa Casas convierte la iglesia de Sant Joan de Caselles en un refugio de silencio y contemplación. La piedra antigua se funde con la montaña, como si el templo hubiera nacido del mismo paisaje, quedando suspendido en una atmósfera de serenidad intemporal.
Los tonos terrosos, suavemente modulados por la luz, sugieren la calma de un atardecer pirenaico, donde cada pincelada acaricia la memoria de siglos pasados. La pintura no busca solo describir la arquitectura, sino despertar la emoción de quien se detiene frente a ella: la sensación de un lugar donde el tiempo se detiene y el espíritu respira.
En esta obra, Casas transforma la iglesia en símbolo de quietud y permanencia, invitando al espectador a entrar en un espacio íntimo donde la piedra, la luz y el silencio dialogan en perfecta armonía.
Obra actualmente en venta. Se entrega enmarcado. Precio: 300 euros